The science of “viability”
In the 1973 Roe v. Wade decision, the Supreme Court legalized abortion in the United States. The decision made “viability” the delineating line balancing the right of a pregnant person to end a pregnancy with the interests of the State. Roe v. Wade found that after the point of viability, states may restrict access to abortion, as long as they provide an exception for the health and life of the pregnant person.
The Supreme Court has defined viability in the context of abortion as: “ when, in the judgment of the attending physician on the particular facts of the case before him [sic], there is a reasonable likelihood of the fetus’ sustained survival outside the womb, with or without artificial support. Because this point may differ with each pregnancy, neither the legislature nor the courts may proclaim one of the elements entering into the ascertainment of viability — be it weeks of gestation or fetal weight or any other single factor — as the determinant.”
Both in the law and in medical science, viability is not defined as occurring at a specific gestational age in pregnancy. A recent study of survival of extremely premature infants found that even with active intervention, no infants born at less than 22 weeks of gestation survived. At 23 weeks, survival without severe impairment is less than 2%; at 25 weeks, up to 30% may survive without severe impairment.
• Extrauterine viability depends on numerous factors, including gestational age, fetal sex, birthweight, and the technological interventions available
• In determining the appropriate course of care for individual pregnancies, physicians use their best clinical judgment and incorporate published evidence of potential survival with the wishes of the pregnant individual
• Doctors and patients together consider the potential for sustained meaningful life, not just brief survival outside the pregnant person’s body, as a critical factor in deciding whether to continue or end each unique pregnancy
Given the poor and variable survival of extremely preterm infants, medical professionals advocate for an individualized approach to counseling and decision-making for families facing very early delivery. The American College of Obstetricians and Gynecologists, together with the Society for Maternal and Fetal Medicine, states that in cases of delivery occurring before 26.0 weeks of gestation, “given the potential for maternal and perinatal mortality and morbidity, the option of pregnancy termination should be reviewed with the patients.” Similarly, the American Academy of Pediatrics states that in most cases of delivery prior to 25 weeks of gestation, shared decision-making with the family should include considerations of death or morbidity for the neonate and the parents’ desires.
Con la sentencia Roe vs. Wade de 1973, la Suprema Corte legalizó el aborto en los Estados Unidos. Con esta sentencia, la “viabilidad” se convirtió en la línea definitoria que equilibra los derechos de la persona embarazada a interrumpir un embarazo con los intereses del Estado. Roe vs. Wade concluyó que después de la viabilidad, los estados pueden restringir el acceso al aborto, siempre que la ley incluya excepciones para los embarazos que pongan en peligro la vida o la salud de la persona embarazada. La Suprema Corte definió a la viabilidad en el contexto del aborto como: “cuando, a criterio del médico [sic] tratante sobre los hechos particulares del caso bajo su tratamiento, existe una probabilidad razonable de supervivencia sostenida del feto fuera del útero, con o sin apoyo artificial. Dado que este momento puede ser diferente en cada embarazo, ni la legislación ni las cortes pueden proclamar que uno de los elementos se encuentra dentro de la certeza de viabilidad (sean semanas de gestación o peso fetal o cualquier otro factor) como factor determinante”
Ni el derecho ni la ciencia médica definen a la viabilidad como algo que ocurre en una edad gestacional específica. Un estudio reciente de la supervivencia de bebés extremadamente prematuros concluyó que incluso con una intervención activa, ningún bebé nacido con menos de 22 semanas de gestación sobrevivió.2 A las 23 semanas, la supervivencia sin trastornos graves es inferior al 2%; a las 25 semanas, hasta un 30 % puede sobrevivir sin trastornos graves.
• La viabilidad extrauterina depende de numerosos factores, incluida la edad gestacional, el sexo del feto, el peso al nacer y las intervenciones tecnológicas disponibles
• Al momento de decidir los pasos en la atención apropiada de cada embarazo, el personal de salud usa su mejor criterio clínico y considera las evidencias publicadas acerca del potencial de supervivencia y los deseos de la persona embarazada
• El personal de salud y pacientes evalúan en conjunto el potencial de vida plena —no solo la supervivencia breve fuera del cuerpo de la persona embarazada— como un factor fundamental para decidir si continuar o interrumpir cada embarazo en particular
Dado que la probabilidad de la supervivencia de los bebés extremadamente prematuros es baja y variable, los médicos promueven un enfoque individualizado cuando se trata de asesorar y ayudar a tomar decisiones a una familia que enfrenta un nacimiento muy prematuro. El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos junto con la Sociedad de Medicina Materno-Fetal, han declarado que en los casos en los cuales el parto ocurre antes de las 26.0 semanas de gestación, “dado el potencial de mortalidad y morbilidad materna y perinatal, se debe evaluar con las pacientes la interrupción del embarazo”. De manera similar, la Academia Americana de Pediatría ha declarado que en los casos de partos que ocurrirán antes de las 25 semanas de gestación, la toma de decisiones compartida con la familia debe incluir consideraciones sobre la mortalidad y morbilidad del recién nacido y los deseos de los padres.